miércoles, 8 de noviembre de 2017

Filosofía moderna


René Descartes


Durante la Edad Moderna era también conocido por su nombre latino Renatus Cartesius. Descartes nació el 31 de marzo de 1596 en la Turena, en La Haye en Touraine, hoy en día llamada Descartes en su honor, después de que su madre abandonara la ciudad de Rennes, donde se había declarado una epidemia de peste bubónica. Pertenecía a una familia de baja nobleza; su padre fue Joachim Descartes, consejero en el Parlamento de Bretaña. Era el tercero de los descendientes del matrimonio entre Joachim Descartes, parlamentario de Rennes, y Jeanne Brochard, por lo que, por vía materna, era nieto del alcalde de Nantes.

Immanuel Kant


Immanuel Kant fue bautizado como Emanuel pero cambió su nombre a Immanuel tras aprender hebreo.[4]​ Nació en 1724 en Königsberg (desde 1946 Kaliningrado, Rusia). Era el cuarto de nueve hermanos, de los cuales solo cinco alcanzaron la adolescencia. Pasó toda su vida dentro o en los alrededores de su ciudad natal, la capital de Prusia Oriental en esa época, sin viajar jamás más allá de 150 km de Königsberg.[5]​ Su padre, Johann Georg Kant (1682-1746), era un artesano alemán de Memel, en aquel tiempo la ciudad más al noreste de Prusia (ahora KlaipėdaLituania). Su madre Anna Regina Reuter (1697-1737), nacida en Núremberg, era la hija de un fabricante escocés de sillas de montar.

En su juventud, Kant fue un estudiante constante, aunque no espectacular. Creció en un hogar pietista que ponía énfasis en una intensa devoción religiosa, la humildad personal y una interpretación literal de la Biblia. Por consiguiente, Kant recibió una educación tan severa —estricta, punitiva, disciplinaria, polarizada y excluyente— que favorecía la enseñanza del latín y la religión por encima de las matemáticas y las ciencias.








Georg Wilhelm Friedrich Hegel


Considerado por la historia clásica de la filosofía como el representante de «la cumbre del movimiento decimonónicoalemán del idealismo filosófico» y como un revolucionario de la dialéctica, habría de tener un impacto profundo en el materialismo histórico de Karl Marx. La relación intelectual entre Marx y Hegelha sido una gran fuente de interés por la obra de Hegel. Hegel es célebre como un filósofo muy oscuro, pero muy original, trascendente para la historia de la filosofía y que sorprende a cada nueva generación[cita requerida]. La prueba está en que la profundidad de su pensamiento generó una serie de reacciones y revoluciones que inauguraron toda una nueva visión de hacer filosofía[cita requerida], que van desde la explicación del materialismo marxista, el preexistencialismo de Søren Kierkegaard, el escape de la Metafísica de Friedrich Nietzsche, la crítica a la Ontología de Martin Heidegger, el pensamiento de Jean-Paul Sartre, la filosofía nietzscheana de Georges Bataille, la dialéctica negativa de Theodor W. Adorno, la teoría de la deconstrucción de Jacques Derrida y la teoría psicoanalítica de Jacques Lacan, entre otros. Resulta patente, en este sentido, el impacto que el sistema hegeliano ha tenido en la filosofía continental y, en especial, en la filosofía francesa del último siglo, donde la recepción de Hegel estuvo mediada, principalmente, por Jean HyppoliteAlexandre Koyré y Alexandre Kojève



Arthur Schopenhauer

Arthur Schopenhauer nació el 22 de febrero de 1788 en el seno de una acomodada familia de Danzig. El padre de Arthur, Heinrich Floris Schopenhauer, fue un próspero comerciante que inició a su hijo en el mundo de los negocios, haciéndole emprender largos viajes por Francia e Inglaterra. Su madre, Johanna Henriette Trosenier, fue una escritora que alcanzó cierta notoriedad al organizar soirées (veladas) literarias en la ciudad de Weimar. Tales reuniones le brindaron al joven Arthur la oportunidad de entrar en contacto con grandes personalidades del mundo cultural de su tiempo como Goethe y Wieland. Por lo demás, el carácter extrovertido y jovial de Johanna contrastaba con la hosquedad y misantropía de su hijo. De ahí que la relación entre ambos fuera bastante conflictiva. Este rasgo de la personalidad de Schopenhauer condicionó también el trato con su única hermana, Adele, nueve años menor que él.
En 1793, poco antes de que Danzigfuera anexada a Prusia, la familia se trasladó a Hamburgo. Por expreso mandato paterno y a contramano de su propia vocación, Schopenhauer inició en 1805 la carrera de comercio en calidad de aprendiz. Ese mismo año murió su padre, presumiblemente por suicidio. No obstante, Arthur siempre llevó una buena relación con él, estima que aparece en sus escritos al agradecer que su independencia económica heredada de su progenitor le hubiera permitido llevar a cabo su verdadera vocación. Al morir Heinrich Floris, el resto de la familia se trasladó a Weimar. Es allí donde su madre decidió iniciar las ya mencionadas tertulias literarias. Arthur, sin embargo, permaneció en Hamburgo con el fin de ejercer la profesión de comerciante.
Pero, poco antes de cumplir los veinte años de edad, Schopenhauer decidió abandonar definitivamente el comercio para emprender estudios universitarios. De este modo, en 1809, se matriculó como estudiante de Medicina en la Universidad de Gotinga, donde asistió a varios cursos. Allí conoció a Gottlob Schulze, un profesor de filosofía que le aconsejó emprender el estudio pormenorizado de Platón y Kant, para que luego lo complementara con la lectura de las obras de Aristóteles y Spinoza.
La lectura de estos autores despertó en Schopenhauer su vocación filosófica y en 1811 se trasladó a Berlín, donde estudió durante dos años, para seguir los cursos de Fichte y Schleiermacher. Sin embargo, ambos filósofos —muy en boga por aquel entonces— sólo consiguieron decepcionarlo. Algo parecido puede decirse de Schelling, a quien Schopenhauer leyó intensamente, como también a Fichte, en sus años de estudiante en Berlín. A pesar de haberse pasado a la facultad de filosofía, Schopenhauer también se matriculó en cursos de filología clásica y de Historia y asistió también a un buen número de cursos de ciencias naturales, pues consideraba que estos conocimientos ampliaban y 
reforzaban su formación filosófica.



Karl Marx

Marx es normalmente citado, junto a Émile Durkheim y a Max Weber, como uno de los tres principales arquitectos de la ciencia social moderna,[3]​ y ha sido descrito como una de las figuras más influyentes en la historia de la humanidad, en 1999 una encuesta de la BBC fue votado como el "mayor pensador del Milenio" por personas de todo el mundo.[4][5]
Nacido en una familia de clase media acomodada en TréverisReino de Prusia, fue a estudiar a la Universidad de Bonn y en la Universidad Humboldt de Berlín, donde se interesó en las ideas filosóficas de los jóvenes hegelianos. En 1836, se comprometió con Jenny von Westphalen, casándose con ella en 1843. Tras la finalización de sus estudios, escribió para un diario radical, la Gaceta Renana (Rheinische Zeitung), donde comenzó a utilizar conceptos hegelianos de la dialécticapara influir en sus ideas sobre el socialismo. Se trasladó a París en 1843 y comenzó a colaborar con otros periódicos radicales, como los Anales Franco-Alemanes (Deutsch-französische Jahrbücher) y Vorwärts!, así como una serie de libros, algunos de ellos coescritos con Engels. Estuvo exiliado en Bruselas-Bélgica en 1845, donde se convirtió en una figura importante de la Liga de los Comunistas, antes de regresar a Colonia, donde fundó su propio periódico, la Nueva Gaceta Renana(Neue Rheinische Zeitung). Se exilió una vez más, en 1849 se trasladó a Londres junto con su esposa Jenny y sus hijos. En Londres, la familia se redujo a la pobreza, pero Marx siguió escribiendo y formulando sus teorías sobre la naturaleza de la sociedad y cómo creía que podría mejorarse, así como una campaña por el socialismo, convirtiéndose en una figura destacada de la Primera Internacional.
Las teorías de Marx sobre la sociedad, la economía y la política, que se conocen colectivamente como el marxismo, sostienen que todas las sociedades avanzan a través de la dialéctica de la lucha de clases. Fue muy crítico de la forma socioeconómica vigente de la sociedad, el capitalismo, al que llamó la "dictadura de la burguesía", afirmando que se llevaba a cabo por las acaudaladas clases dueñas de los medios de producción para su propio beneficio. Teorizó que, como en los anteriores sistemas socioeconómicos, inevitablemente se producirían tensiones internas, producidas por las leyes dialécticas, que lo llevarían a su reemplazo por un nuevo sistema a cargo de una nueva clase social, el proletariado.[6]​ Sostuvo que la sociedad bajo el socialismo sería regida por la clase obrera en lo que llamó la "dictadura del proletariado", "Estado obrero" o "democracia obrera".[7][8]​ Creía que el socialismo sería, a su vez, finalmente reemplazado por una sociedad sin Estado y sin clases llamada comunismo. Junto con la creencia en la inevitabilidad del socialismo y del comunismo, Marx luchó activamente por la aplicación del primero (el socialismo), argumentando que los teóricos sociales y las personas desfavorecidas debían realizar una acción revolucionaria organizada para derrocar el capitalismo y lograr un cambio socioeconómico.[9][10]


miércoles, 25 de octubre de 2017

Historia de la civilización Egipto de China y India

                                              India

La historia de la India en la época precedente a 1945 es inseparable de la historia del subcontinente indio, al cual pertenece esta nación. Incluye los asentamientos y sociedades prehistóricas en la región, la avanzada civilización del valle del Indo y la fusión de la cultura indoaria para formar la civilización védica;[1]​ el origen del hinduismojainismo y budismo;[2][3]​ la sucesión de poderosas dinastías e imperios durante más de tres milenios en varias áreas del subcontinente que incluye el crecimiento de dominios musulmanes interconectados con potencias hindúes;[4][5]​ la llegada de comerciantes europeos que dio como resultado el establecimiento de la India Británica, y el subsecuente movimiento de independencia que llevó a la partición de la India y a la creación de la república de la India.[6]
La civilización del valle del Indo, considerada una civilización originaria,[7]​ que se extendió y floreció en el noroeste del subcontinente indio entre 3300 y 1300 a.C., fue la primera gran civilización del sur de Asia.[8]​ Durante el período Harappense, entre 2600 y 1900,[9]​ la civilización del valle del Indo desarrolló una cultura urbana tecnológicamente avanzada. Esta civilización colapsó a inicios del II milenio a.C. y fue sucedida por la civilización védica de la Edad del Hierro. En esta era se compusieron los Vedas, textos seminales del hinduismo, se formaron los janapadas (entidades políticas monárquicas) y la estratificación basada en castas. La civilización védica tardía se extendió sobre la llanura indogangética y gran parte del subcontinente, y fue testigo de surgimiento de estados mayores conocidos como mahajanapadas. En Magadha, uno de estos reinos, Buda Gautama y Mahavira propagaron sus filosofías shramánicas durante los siglos V y VI a.C.

                                                Egipto                                             

Los primeros pobladores de Egiptoalcanzaron las riberas del río Nilo, por entonces un conglomerado de marismas foco de paludismo, escapando de la desertización del Sahara. Las comunidades originales hicieron habitable el país y se estructuraron en regiones llamadas nomos. Pasado el tiempo y tras épocas de acuerdos y disputas los nomos se agruparon en dos proto-naciones, el Alto Egipto y el Bajo Egipto, para quedar finalmente unificados por Meneshacia el año 2017 a. C., considerado por los antiguos egipcios el primer faraón.Tras la progresiva retirada de las glaciaciones, se incrementaron los pastizales y las diversas poblaciones indígenas fueron concentrándose empujadas por el proceso de desertización del Sahara. Existían diversas culturas indígenas identificables por sus diferentes utensilios, objetos cerámicos y ritos funerarios.



                                      China


La historia de China, como cronología de una de las civilizaciones más antiguas del mundo con continuidad hasta la actualidad, tiene sus orígenes en la cuenca del río Amarillo, donde surgieron las primeras dinastías XiaShang y Zhou. La existencia de documentos escritos hace cerca de 3500 años han permitido el desarrollo en China de una tradición historiográfica muy precisa, que ofrece una narración continua desde las primeras dinastías hasta la edad contemporánea. La cultura china, según el mito, se inaugura con los tres emperadores originarios: FuxiShennong y finalmente el Emperador Amarillo Huang, este último considerado como el verdadero creador de la cultura. Sin embargo, no existen registros históricos que demuestren la existencia real de estas personalidades, las que de acuerdo con la transmisión oral de generación en generación, habrían vivido hace unos 5000 a 6000 años.
La enorme extensión geográfica del estado actual de la República Popular China hace que inevitablemente la historia de todo este territorio abarque, en sentido amplio, a un gran número de pueblos y civilizaciones. Sin embargo, el hilo conductor de la narración tradicional de la historia china se centra, en un sentido más restringido, en el grupo étnico de los chinos, y está íntimamente asociada a la evolución de la lengua china y su sistema de escritura basado en los caracteres. Esta continuidad cultural y lingüística es la que permite establecer una línea expositiva de la historia de la civilización china, que, tanto desde los textos más antiguos del I milenio a. C., como desde los clásicos confucianos, pasando por las grandes historias dinásticas promovidas por los emperadores, ha continuado hasta el presente. Los descubrimientos arqueológicos del siglo XX, muy en especial los de los huesos oraculares, que recogen las primeras manifestaciones escritas en lengua china, han contribuido en las últimas décadas a un conocimiento mucho más detallado de los orígenes de la civilización china.
La narración tradicional china de la historia se basa en el llamado ciclo dinástico, mediante el cual los acontecimientos históricos se explican como el resultado de sucesivas dinastías de reyes y emperadores que pasan por etapas alternas de auge y declive. Este modelo del ciclo dinástico ha sido criticado por muchos autores[1]​ por dos razones fundamentales: En primer lugar, por su simplismo, ya que el modelo adopta un patrón recurrente según el cual los primeros emperadores son heroicos y virtuosos, mientras que los últimos se on débiles y corruptos. Esta visión está sin duda influida por la interpretación de las propias dinastías reinantes, que encontraban en la degradación de la dinastía precedente una legitimación de su propio ascenso al poder. En segundo lugar, el modelo dinástico ha sido también criticado por presentar una visión nacionalista artificial, pues lo que en una interpretación alternativa podría verse como una sucesión de diferentes estados y civilizaciones en un mismo territorio, aparece como una mera alternancia de regímenes de gobierno en el marco imperturbable de una entidad nacional única.